Acuerdo sobre la tributación de las multinacionales en el Marco Inclusivo de la OCDE: una oportunidad perdida

Comunicado

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El acuerdo anunciado en el Marco Inclusivo de la OCDE sobre la Erosión de la Base y el Traslado de Beneficios es una nueva oportunidad perdida para poner fin a la evasión fiscal de las multinacionales y generar ingresos en todo el mundo para apoyar a los gobiernos en su lucha contra la pandemia y la recuperación tras el COVID. El mundo se encuentra en una encrucijada y ha llegado el momento de actuar para garantizar que todos los países dispongan de recursos suficientes para pagar los bienes públicos y crear una economía más resistente después de la COVID.

 

La ICRICT considera que una reforma integral permitiría gravar los beneficios de TODAS las multinacionales a nivel mundial en función de sus actividades reales en cada país, es decir, asignando los beneficios corporativos globales de las multinacionales a los distintos países según una fórmula, en función de los factores clave que generan los beneficios: el empleo, las ventas y los activos Y un ambicioso impuesto mínimo efectivo global del 25% para las multinacionales , tal y como defiende el ICRICT, poniendo fin a la perjudicial competencia fiscal entre países y reduciendo el incentivo de las multinacionales para trasladar los beneficios a los paraísos fiscales.

 

El acuerdo del Marco Inclusivo se queda corto en cuanto a la reforma integral que el mundo necesita y no refleja las demandas que los países en desarrollo han hecho en las últimas semanas de una mayor y más justa reasignación de los derechos fiscales para las empresas más grandes y rentables y de un impuesto mínimo global elevado que garantice la generación de ingresos significativos y su reparto justo.

 

Este acuerdo sólo sirve a los intereses de un puñado de países, los más ricos. Ha llegado el momento de que los países del G20 muestren un verdadero liderazgo y eleven la ambición del actual acuerdo.

 

Para ello es necesario comprometerse tanto a introducir un impuesto mínimo mucho más elevado, de al menos el 21% como proponen ahora EE.UU. y Argentina, como a abogar dentro del Marco Inclusivo por una mayor proporción de los beneficios globales de las multinacionales que se reasignen mediante una fórmula, tal y como han venido reclamando tanto el Grupo Intergubernamental de los 24 como el Foro Africano de Administración Tributaria , que coordinan las posiciones de sus miembros que participan activamente en las negociaciones. 

 

Notas para los editores:

 

Ø  Un impuesto mínimo mundial es una de las principales recomendaciones del Informe sobre la Integridad Financiera para el Desarrollo Sostenible, presentado el pasado mes de febrero por un grupo de alto nivel de la ONU, el FACTI.

Ø  Un tipo impositivo mínimo global cercano al 21% podría generar 640.000 millones de dólares, según un reciente estudio sobre los posibles efectos recaudatorios de su adopción generalizada.

Ø  El Observatorio Fiscal Europeo, dirigido por miembro de ICRICT Gabriel Zucman, ha considerado varios escenarios, basados en una serie de tipos. En 2021, la recaudación del impuesto de sociedades ascenderá a 170.000 millones de euros, lo que supone un aumento del 50% de la recaudación actual y el equivalente al 12% del gasto sanitario total de la UE. Con un tipo mínimo del 21% (la propuesta de Biden), la UE recaudaría unos 100.000 millones de euros más. Pasar del 21% al 15% reduciría estos ingresos a la mitad (a 50.000 millones de euros).

Ø  Un tipo mínimo del impuesto de sociedades del 25% recaudaría casi 17.000 millones de dólares más para los 38 países más pobres del mundo (de los que se dispone de datos) que un 15%. En estos países vive el 38,6% de la población mundial.

Ø  A nivel mundial, la evasión fiscal desvía el 40% de los beneficios extranjeros de las empresas a los paraísos fiscales, según el comisionado del ICRICT Gabriel Zucman. Puedes explorar el mapa mundial para ver cuánto beneficio e ingresos fiscales pierde (o atrae) tu país aquí

Ø  Las multinacionales, apoyadas por algunos economistas, sostienen que un tipo del 21% sería excesivo y perjudicaría a los países en desarrollo, privándoles de una valiosa herramienta para atraer inversiones. Este argumento es engañoso. Los estudios demuestran que cuando una empresa multinacional se plantea dónde ubicar un centro de producción, la ventaja fiscal no figura en absoluto entre los primeros criterios a tener en cuenta. De hecho, va muy por detrás de otras cuestiones como la calidad de las infraestructuras, la educación de los trabajadores o la seguridad jurídica. Además, los países en vías de desarrollo son los primeros que salen perdiendo en esta creciente competencia fiscal, ya que sus presupuestos dependen proporcionalmente más de los ingresos del impuesto de sociedades que los de las naciones más ricas.

Ø  Los ingresos adicionales generados por un impuesto mínimo global deben repartirse equitativamente entre los países de origen de las multinacionales y los países en desarrollo donde se originan las actividades - mano de obra y materias primas. El Grupo Intergubernamental de los 24 (G24), organismo que representa a las economías emergentes, pide que estas economías tengan prioridad a la hora de gravar los beneficios trasladados a los paraísos fiscales en determinadas circunstancias.

 

 

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La pandemia mundial, la recuperación económica sostenible y la fiscalidad internacional”.

 

CONTACTO DE PRENSA: LAMIA OUALALOU

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Sobre el ICRICT:

La Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT) busca promover el debate sobre la reforma de la tributación corporativa internacional, a través de una discusión más amplia e inclusiva de las reglas fiscales internacionales de lo que es posible a través de cualquier otro foro existente, considerar reformas desde la perspectiva del interés público más que desde la ventaja nacional, y buscar soluciones fiscales justas, efectivas y sostenibles para el desarrollo.

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