Stiglitz y Piketty exigen a la OCDE más dureza contra la evasión fiscal de las multinacionales

La Celosia

Corporativa Internacional censuran a la OCDE por fiscalizar sólo los “beneficios residuales” de las ganancias totales de las multinacionales

“Las ganancias totales deben ser gravadas donde operan, de acuerdo con factores objetivos, como el empleo, las ventas, los clientes digitales y los recursos naturales consumidos”, subraya José Antonio Ocampo, presidente de esta Comisión Independiente

Jorge de Lorenzo

07-11-2019

Ante la indignación ciudadana por los bajos o nulos impuestos pagados por algunas de las multinacionales más grandes del mundo, el G-20 encargó a la OCDE medidas drásticas para poner fin a estos abusos. “Las propuestas de la OCDE no son lo suficientemente ambiciosas ni justas”, denuncia la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT por sus siglas en inglés), entidad de la que forman parte el nobel de Economía, Joseph Stiglitz o el economista Thomas Piketty. Esta Comisión critica que sólo se pretendan fiscalizar los llamados “beneficios residuales” de las ganancias totales de las multinacionales. Desde el ICRICT se propone una tasa fiscal de al menos el 25%.

El pasado 9 de octubre, la OCDE presentó una propuesta para un nuevo sistema tributario internacional. La propuesta está abierta a un proceso de consulta pública hasta el próximo 12 de noviembre. Desde la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional aseguran que hay que tratar a las multinacionales como empresas individuales. “Las ganancias totales deben ser gravadas donde operan, de acuerdo con factores objetivos, como el empleo, las ventas, los clientes digitales y los recursos naturales consumidos”, subraya su actual presidente, José Antonio Ocampo.

Graves errores en la propuesta de la OCDE

Los miembros de esta Comisión Independiente ven graves errores en la propuesta de la OCDE y lo explican en su último informe.  “La parte de las ganancias que se redistribuiría internacionalmente se limitaría a los llamados “beneficios residuales” de las ganancias totales de las multinacionales. Peor aún, este principio solo se aplicaría a multinacionales muy grandes y la asignación de estos beneficios dependería únicamente del volumen de ventas, excluyendo el empleo y otros factores que favorecerían a los países en desarrollo”.

Algunos países en desarrollo temen que al abandonar el arma de los incentivos fiscales, ya no podrán atraer inversiones de las multinacionales. Sin embargo, la evidencia de que estos incentivos atraen inversiones es controvertida, según una investigación del FMI. Aún más importante, si la comunidad internacional acuerda una tasa suficientemente alta (ICRICT aboga por al menos un 25%, la tasa promedio en los países desarrollados), esta medida eliminaría la razón de ser de los paraísos fiscales y garantizaría que todos los estados tengan acceso a los recursos esenciales para el desarrollo.

Los países en desarrollo ya no pueden decir que no tienen voz. La OCDE les ha dado un lugar en la mesa de negociación al crear un grupo llamado ‘ Marco Inclusivo ‘. Con 134 miembros, este es el escenario donde se decidirá el sistema fiscal global del mañana. Pero desde la Comisión Independiente alertan que los países ricos tienen mayores recursos humanos, políticos y financieros para que sus opiniones prevalezcan.

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ICRICT