ICRICT: las propuestas de la OCDE se quedan cortas. El mundo necesita soluciones ahora, no nuevos plazos

Photo by Adli Wahid on Unsplash

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 Tras la crisis financiera mundial de 2008, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recibió el encargo, a partir de 2013, de desarrollar un plan de acción que evite que las multinacionales sigan transfiriendo sus beneficios a paraísos fiscales para pagar la menor cantidad de impuestos posible. El objetivo era también poner fin a la desastrosa carrera hacia el fondo que los países están llevando a cabo en la tributación empresarial. Siete años después, cuando el mundo se encuentra en la peor recesión de las últimas nueve décadas, las propuestas de la OCDE se quedan cortas, como lo demuestran sus últimos anuncios.

Ha prevalecido la idea equivocada de que la mejor manera de servir al interés nacional es proteger los intereses de las multinacionales, con el resultado de que éstas siguen sin pagar la parte justa que les corresponde de los impuestos. Sin embargo, los impuestos son cruciales para financiar la inversión pública en educación, sanidad, protección social y el empleo.

La falta de acuerdo pone de manifiesto que se ha sacrificado la ambición por falta de voluntad de consenso de las principales economías de la OCDE. Mientras este proceso siga planteando sólo una reforma de impacto parcial no garantice una participación real e igualitaria al conjunto de los países, será poco probable que se logre avanzar. Al final, el proceso permite a unos pocos Estados proteger “sus” multinacionales a expensas de los servicios públicos y la recuperación económica sostenible en todo el mundo.

Necesitamos un proceso inclusivo, un liderazgo global y propuestas de reforma radical en el interés público, no en defensa de intereses corporativos. El ICRICT ha propuesto un conjunto de reformas amplias y profundas que incorpora los principios de eficiencia y equidad.

 Los países no pueden permitirse el lujo de esperar mientras se enfrentan a la pandemia de Covid-19. Los gobiernos mientras tanto no deberían esperar antes de impulsar medidas unilaterales que garanticen que las empresas rentables, especialmente las del sector de la tecnología, paguen más impuestos para contribuir a una recuperación justa. Esas medidas unilaterales pueden ser una presión eficaz para que se introduzcan finalmente reformas fiscales internacionales verdaderamente justas. Además, serían una vía para recuperar recaudación mientras se mantenga el bloqueo por parte de las principales economías de los países OCDE.

 

Declaraciones de los miembros de ICRICT (Por favor siéntase libre de usarlas)

 

José Antonio Ocampo, Profesor de la Universidad de Columbia y Presidente del ICRICT: 

“La declaración de la OCDE es una mala noticia para el multilateralismo. Es hora de que los países poderosos consideren el interés mundial en lugar de proteger a sus propias multinacionales para llevar a cabo reformas ambiciosas. Pero si las reformas son difíciles de conseguir a nivel mundial, es hora de que los países se muevan unilateralmente o a nivel regional para introducir medidas provisionales. Esto proporcionará los recursos que se necesitan desesperadamente ahora y creará la presión necesaria para forzar el cambio". 

 

Joseph Stiglitz, profesor de la Universidad de Columbia y miembro del ICRICT:

“Las propuestas de la OCDE simplemente no son adecuadas. En realidad, representan la asunción de esta agenda por parte de las multinacionales y los países que están estrechamente asociados a ellas.  El antiguo sistema fiscal internacional ya no sirve. Hay que pasar a un principio basado en una fórmula en la que los beneficios se distribuyen en función de las ventas, el empleo y el capital social”.

 

Eva Joly, ex miembro del Parlamento Europeo, miembro del ICRICT: 

“Es terriblemente decepcionante que, en estos tiempos de crisis del Coronavirus, cuando los Estados necesitan desesperadamente más ingresos fiscales, la OCDE se centre una vez más sólo en los intereses de las multinacionales. Sin embargo, esperábamos que la OCDE alcanzar al menos un acuerdo para la implementación de un tipo impositivo mínimo para poner fin a la carrera hacia el fondo en la tributación empresarial.

Ahora sabemos que la única esperanza para los ciudadanos está en la Unión Europea. Un proyecto de reforma está listo para poder gravar más equitativamente a las empresas multinacionales. Está aprobado por el Parlamento, pero está bloqueado en el Consejo debido a la regla de la unanimidad. Ursula von Leyden prometió que usaría el artículo 116 del Tratado para salir de la regla de la unanimidad y pasar a un marco de voto por mayoría. La cuestión es si lo hará ahora que la OCDE ha fracasado”.

 

Ricardo Martner, exjefe de la Unidad de Asuntos Fiscales de la Cepal, miembro de ICRICT

“La crisis global ha reducido los ingresos públicos de manera inédita y disparado el gasto público para apoyar la respuesta a la pandemia, encarar el desempleo y acompañar a las familias de menos ingresos. Algunos proponen rebajar los impuestos corporativos para estimular la inversión privada post-pandemia, lo que no será una opción económicamente efectiva ni socialmente adecuada. Por el contrario, la recaudación sobre los beneficios empresariales debe reforzarse en base a un modelo que intensifique la cooperación internacional y que ponga fin a la erosión de la base tributaria. Hay alternativas para convertir el impuesto corporativo en una tributación más progresiva para proteger a las pequeñas empresas, así como para consolidar una tributación más efectiva de la riqueza.

Además, es menester aplicar un tipo corporativa efectivo mínimo de un 25% para detener la erosión de las bases imponibles y el desplazamiento de beneficios. Efectivo quiere decir sin exenciones. En la actualidad dicha tasa efectiva ronda el 10 por ciento en muchos países, llegando como máximo a un 20% en varias jurisdicciones europeas. Las exenciones están orientadas, como una medida de política económica, a atraer inversiones, domésticas o extranjeras. Y los beneficios son entonces una retribución a dichas inversiones. Pero, en un mundo de economías de rentas, las tradicionales empresas extractivas, las recientes enormes empresas digitales o los monopolios del “retail” reciben beneficios que van mucho más allá del retorno por los capitales invertidos, Por ello, una tasa efectiva de 25% parece ser un umbral del sistema global futuro, eliminando cualquier posibilidad de planificación tributaria agresiva, y de paso corrigiendo en algo el alto nivel de concentración del hiper capitalismo vigente.”

 

Jayati Ghosh, ex profesora de economía de la Universidad Jawaharlal Nehru y miembro del ICRICT:

 “El proceso de la OCDE ofrecía sólo cambios marginales, pero hoy en día ni siquiera éstos se han logrado. Si la mayoría de la población mundial no quiere sufrir enormes daños por la insuficiencia del gasto público ante tan enormes desafíos, los gobiernos deben actuar ahora solos y formar coaliciones para impulsar cambios que introduzcan una fiscalidad unitaria basada en la proporción de ventas/usuarios y empleo en los distintos países”.

 

Léonce Ndikumana, director del Programa de Política de Desarrollo Africano de la Universidad de Massachusetts Amherst, miembro del ICRICT:

“La declaración de la OCDE pone de manifiesto que se anteponen los intereses de las grandes multinacionales en lugar de los de las poblaciones más desfavorecidas. No hay lugar a dudas, los países en desarrollo no pueden esperar más. Deben empezar a introducir medidas unilaterales, como exigir a los gigantes digitales, que han estado a la vanguardia de la elusión fiscal, que paguen la parte que les corresponde de impuestos. Irónicamente, las multinacionales digitales han sido las grandes ganadoras de la pandemia”.

CIFRAS CLAVES

 

Ø  A nivel mundial, la evasión y elusión de impuestos desvía el 40% de las ganancias extranjeras de las multinacionales a los paraísos fiscales, según el economista y miembro del ICRICT Gabriel Zucman.

Ø  El Departamento de Asuntos Fiscales del FMI estima que las pérdidas totales anuales del impuesto de sociedades asociadas a la desviación de beneficios ascienden a más de 500.000 millones de dólares, de los cuales 400.000 millones de dólares corresponden a los Estados miembros de la OCDE y unos 200.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo. 

Ø  África está perdiendo cerca de 89.000 millones de dólares al año en flujos financieros ilícitos equivalentes al 3,7% del PIB del continente, lo que supone más de lo que recibe en ayuda al desarrollo, según muestra un nuevo estudio de las Naciones Unidas.

Ø  Se estima que sólo las multinacionales estadounidenses hacen que la UE pierda casi 25.000 millones de euros en impuestos de sociedades anualmente.

Ø  La actividad financiera ilícita ya ha aumentado, y se espera que aumente, durante la crisis de COVID-19, siendo los países en desarrollo los que más sufrirán por la inestabilidad y el cambio de atención.

Ø  Los países en desarrollo dependen relativamente más de los ingresos del impuesto de sociedades como fuente de ingresos del gobierno. El impuesto de sociedades representa el 15% del total de los ingresos fiscales en África y en América Latina, en comparación con el 9% en los países de la OCDE.

Ø  Los países en desarrollo sólo pueden recaudar entre el 10% y el 20% del PIB, en comparación con el 40% que recauda una economía avanzada típica.

Ø  Los recortes del impuesto de sociedades aumentan la desigualdad de ingresos: un estudio realizado en los Estados Unidos muestra que un recorte del impuesto de sociedades de 0,5 puntos porcentuales explica alrededor del 7,8 por ciento del aumento medio de la proporción de ingresos que corresponde a las personas con mayores ingresos entre 1990 y 2010.

Ø  Debido a la pandemia, es probable que los ingresos fiscales mundiales disminuyan de manera aún más fuerte que la disminución del 11,5% que experimentaron de 2007 a 2009.

 

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La pandemia mundial, la recuperación económica sostenible y la fiscalidad internacional”.

 

CONTACTO DE PRENSA: LAMIA OUALALOU

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 Sobre el ICRICT:

La Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT) busca promover el debate sobre la reforma de la tributación corporativa internacional, a través de una discusión más amplia e inclusiva de las reglas fiscales internacionales de lo que es posible a través de cualquier otro foro existente, considerar reformas desde la perspectiva del interés público más que desde la ventaja nacional, y buscar soluciones fiscales justas, efectivas y sostenibles para el desarrollo.

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